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LA DECADENCIA ARGENTINA. Una breve reflexión en homenaje al Dr. René Favaloro, hombre virtuoso y con profundo sentido del deber, a 100 años de su natalicio - 12 de julio de 1923.
“…es este alejamiento de la virtud y del deber, es esta desnaturalización de la Familia y de la Escuela, lo que socava los cimientos mismos de la concordia y de la cohesión social y lo que explica, en última instancia, que la República Argentina sea hoy un despojo. Es esta miseria moral y espiritual la que ha ocasionado la desintegración de la comunidad política y que la ha convertido en una muchedumbre embrutecida y preocupada solamente por su felicidad privada y su bienestar económico personal, desentendida por completo de los asuntos públicos, del bien común nacional y del espíritu de grandeza que alguna vez tuvo esta Nación. Ardua tarea queda por delante. Sirva de ejemplo el testimonio de vida del Dr. René Favaloro y de tantos otros argentinos, cuyo virtuosismo, espíritu de abnegación, de sacrificio y compromiso social hicieron grande a nuestra querida Patria.”
Citar: elDial.com - CC7C1A
Copyright 2024 - elDial.com - editorial albrematica - Tucumán 1440 (1050) - Ciudad Autónoma de Buenos Aires - Argentina
Texto Completo
LA DECADENCIA ARGENTINA
Una breve reflexión en homenaje al Dr. René
Favaloro,
hombre virtuoso y con profundo sentido del deber, a 100 años de su
natalicio - 12
de julio de 1923.
Sin
compromiso social,
mejor no vivir
René
Favaloro
Por Daniel Passaniti
Sin
duda, en los tiempos que corren, la pregunta recurrente de todo
argentino
sensato es ¿qué fue lo que ocurrió? ¿Cómo pasamos de ser uno de los
principales
países en el ranking mundial, allá por el primer centenario de la
Nación, a ser
hoy un país con la mitad de sus habitantes en línea de pobreza, sin
cohesión
social, sin proyecto sugestivo de vida en común y sumido en una miseria
material, espiritual y moral sin precedentes?
Queriendo
ensayar una respuesta nos atrevemos a afirmar que, desde hace ya varias
décadas,
Argentina vive negada a la formación de una élite de dirigentes, a la
formación
de hombres virtuosos e idóneos capaces de conducir y manejar la cosa
pública
con espíritu de abnegación y de servicio, esto es, vive negada a la
necesidad
de contar con una verdadera élite
aristocrática.
En
efecto, el certero y mortal ataque al modelo de Familia y de Escuela
que tiempo
atrás tuvo Argentina, modelos y ámbitos únicos sin los cuales la
persona no
puede formarse en la virtud y en el deber para ser un verdadero
ciudadano
consciente de sus derechos y de sus obligaciones, la negación del
mérito, de la
inteligencia, del trabajo, del esfuerzo personal y del progreso, la
ausencia de
una educación perfectiva que enriquece moral, intelectual y
estéticamente a la
persona y la consecuente postergación y condena de varias generaciones
de
argentinos, es un dato lamentable e irrefutable que viene aconteciendo
desde
hace décadas. La realidad se encarga de demostrarlo.
”Los políticos griegos, que vivían en un
gobierno popular, no reconocían más fuerza para sostenerlo que la
virtud (…)
Cuando la virtud deja de existir, la ambición entra en los corazones
capaces de
recibirla y la codicia se apodera de todos los demás (…) Antes, los
bienes de
los individuos constituían el tesoro público, pero en cuanto la virtud
se
pierde, el tesoro público se convierte en patrimonio de los
particulares. La
república es un despojo y su fuerza ya no es más que el poder de
algunos
ciudadanos y la licencia de todos” (Montesquieu, El espíritu de las
leyes).
Sin
duda, es este alejamiento de la virtud y del deber, es esta
desnaturalización
de la Familia y de la Escuela, lo que socava los cimientos mismos de la
concordia y de la cohesión social y lo que explica, en última
instancia, que la
República Argentina sea hoy un despojo. Es esta miseria moral y
espiritual la
que ha ocasionado la desintegración de la comunidad política y que la
ha
convertido en una muchedumbre embrutecida y preocupada solamente por su
felicidad privada y su bienestar económico personal, desentendida por
completo
de los asuntos públicos, del bien común nacional y del espíritu de
grandeza que
alguna vez tuvo esta Nación.
Ardua
tarea queda por delante. Sirva de ejemplo el testimonio de vida del Dr.
René
Favaloro y de tantos otros argentinos, cuyo virtuosismo, espíritu de
abnegación,
de sacrificio y compromiso social hicieron grande a nuestra querida
Patria.
Citar: elDial.com - CC7C1A
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